Estas reflexiones son de una becaria y figuran en un artículo del último número de Cuadernos de Periodistas, publicación editada por la Asociación de la Prensa de Madrid. La información, por cierto, no viene firmada por nadie y en ella se mantienen en el anonimato los nombres de los becarios que relatan su penosa experiencia.
Ya casi dejan de sorprendernos este tipo de comentarios de los jóvenes aspirantes a periodistas, que describen un mundo laboral marcado por los contratos precarios, las interminables jornadas de trabajo y la mediocridad y desmotivación que habitan en buena parte de las redacciones.
¿Alguien hace algo por ellos y por cambiar la situación? ¿A quién le corresponde hacerlo? ¿A las empresas periodísticas?, ¿a los sindicatos?, ¿a los colegios profesionales?, ¿al Gobierno?, ¿a la Universidad? Supongo que alguien sacará partido de este panorama desolador, que afecta a becarios y a profesionales con muchos años de experiencia a sus espaldas. El principal perjudicado es el periodismo y todos deberían arrimar el hombro para que la profesión recupere una mayor dignidad. No es una tarea fácil, desde luego. Hemos caído muy bajo.
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