domingo, febrero 17, 2008

Don Alfredo

Nunca te vi en el campo, pero mi padre me hablaba maravillas de ti. Que defendías, que organizabas y, cómo no, que rematabas como nadie. Me tuve que conformar con verte en blanco y negro, en los resúmenes del NO-DO. Recuerdo aquellas goleadas históricas, los partidos de las Copas de Europa y aquellos compañeros tuyos, tan rechonchos y desgarbados.

Decían que tú eras el jefe. Y creo que tenías un carácter de mil demonios. Pero todos te respetaban, te admiraban y te reconocían como el más grande. Contigo empezó el fútbol moderno, tú fuiste el futbolista más completo. Tú fuiste el primer y único galáctico.

Cuando te veo ahora en esos actos oficiales que tan poco te gustan, tocado con esa gorra castiza y tu fiel bastón, me encanta tu socarronería, tu parquedad en el hablar y tu sapiencia futbolera. Hoy creo que te han dado un premio muy importante. Te lo mereces, ése y cien más. Gracias, viejo.

lunes, febrero 11, 2008

Mis héroes galeses

Descubrí el rugby hace mucho tiempo, gracias a la televisión en blanco y negro y a los comentarios de Celso Vázquez, aquel locutor que en la sobremesa de los sábados ilustraba a los españoles sobre las peculiaridades de aquel deporte rudo y en apariencia violento.

Gracias a él conocí el significado de la Triple Corona, la Cuchara de Madera y el Grand Slam. Por él supe de lo que era la melé espontánea, la patada a seguir y el ensayo. Celso Vázquez explicaba, una y otra vez, que las dos Irlandas jugaban el Torneo de las Cinco Naciones (Italia no participaba entonces) en un sólo equipo, con las misma camiseta, el mismo escudo y el mismo himno.

Y fue entonces cuando me hice seguidor de la selección del País de Gales, la que mejor jugaba, la que casi siempre arrasaba a sus rivales. En aquel equipo de primeros años de los setenta jugaban monstruos como el elegante y frágil John Barry, el escurridizo y genial Phil Bennett y el indomable JPR Williams, el de las patillas de bandolero y las medias a lo Sanchís.

Recuerdo aquellos duelos con Inglaterra, con aquellos jugadores que vestían unas camisetas de blanco impoluto (cuando acababa el partido aquello era bien diferente), en las que sobresalía una impresionante rosa roja. En aquellos tiempos yo no entendía muy bien el significado de aquel emblema y estaba más acostumbrado a la tradición heráldica, con motivos de armas y animales mitológicos. Pero aquella rosa roja, al igual que los héroes galeses, permaneció mucho tiempo entre mis recuerdos.

Sí, yo era del País de Gales, tierra de mineros y estibadores portuarios que podía mostrar orgullosa al mundo una selección de rugby aguerrida y vencedora. El mito se me vino abajo cuando me enteré de que en el mundo del rugby había otros equipos más poderosos: Nueva Zelanda, Australia, Argentina...

Hoy he leído que Gales ha ganado sus dos primeros partidos el actual Torneo de las Seis Naciones. Se impuso a Inglaterra (26-19) en Twickenham, cosa que no ocurría en los últimos 20 años, y este fin de semana se alzó también con el triunfo frente a Escocia. Ojalá reverdezca viejos laureles.

jueves, febrero 07, 2008

Un gurú menos

Muchos beatlemaniacos acérrimos borrarían, si pudieran, dos episodios de la historia del grupo: el encuentro de los músicos con el Maharishi Mahesh Yogi y la aparición de Yoko Ono en la vida de John Lennon. Yo no soy tan extremista como ellos, pero confieso que ambos personajes nunca me suscitaron mucha simpatía.

Dicen que cuando el cuarteto de Liverpool decidió romper con este supuesto gurú de la meditación trascendental, que se aprovechó con descaro de la fama de esos jóvenes tocados por la varita mágica del éxito, el Maharishi se quedó asombrado y les preguntó las razones. Fue entonces cuando Lennon le contestó: “Si eres tan cósmico, sabrás por qué”. Poco después nació “Sexy Sadie”, una canción incluida en el mítico álbum blanco, con la que Lennon ajustaba cuentas con el rufián de los mantras.

"Sexy Sadie, ¿qué has hecho? Hiciste tontos a todos. Sexy Sadie, rompiste las reglas, lo exhibiste para que todos lo vieran. Un día de sol el mundo estaba esperando una amante, ella llegó para emocionar a todos. Sexy Sadie, la más grande de todos. Sexy Sadie, ¿cómo supisteque el mundo estaba esperándote sólo a ti? Sexy Sadie, aún te darán tu merecido, sin importar cuán grande creas que eres".

Pues bien, el Maharishi ha muerto a los 91 años, después de embaucar a miles de personas que, en una época de idealismo, ingenuidad y espiritualidad, creyeron que sus técnicas orientales contribuirían a la paz mundial y al amor universal. ¡Qué pena! Un gurú menos.

Aquí encontraréis más datos de la historia.

Contratos basura

Los contratos basura, desde la particular mirada de Eneko. Publicado en 20.minutos.es el 7 de febrero de 2008.