
No me considero precisamente un detractor de este programa informático aplicado a la actividad docente. Reconozco, sin embargo, que abundan los malos usos de esta herramienta informática y que son muchos los que, cuando se dirigen a un auditorio, se limitan a repetir frase por frase lo que ya figura en las diapositivas.
El diario El País publica hoy una información que habla de la publicación en Francia de un libro de Franck Frommer, "El pensamiento PowerPoint: indagación sobre este programa que te vuelve estúpido", en el que se tratan los efectos perversos de esta aplicación. Dice Frommer que con el power point "interesa más la exhibición que la demostración y se busca hipnotizar al público y limitar su capacidad de razonamiento".
Yo no sería tan tajante. Admito que hay muchas presentaciones efectistas que buscan sorprender al público y cegarle con fondos, formas y colores. Siempre será peor, y si no que se lo digan a a algunos estudiantes, someterse en un aula a un documento word con el que el profesor de turno da las clases, a golpe de click y de forma cansina.
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