
Nos ha dejado un articulista genial. Empezó en El Norte de Castilla, de la mano de Miguel Delibes, y desde entonces ha estado 40 años escribiendo en periódicos. Mis primeras columnas como lector fueron aquellas que publicaba en El País, en su Diario de un snob. Humor, ironía, gran manejo del lenguaje y brillantez literaria tanto en su faceta de periodista como en la de escritor. Adiós, maestro.
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